Las rodillas desgastadas por la artrosis tienen a la prótesis como el método para recuperar su funcionalidad. Existen diversos tipos de implantes que se utilizan según la zona afectada o las características del paciente.
La rodilla, punto de unión de los dos huesos más largos de nuestro cuerpo, la tibia y el fémur, es a su vez una articulación indispensable para nuestra movilidad. Como la cadera, también cuenta con cartílagos para reducir los impactos y las rozaduras entre dichos huesos. No obstante, ese hecho se torna inevitable en muchos casos y la artrosis, así como otras afecciones de rodilla, dificultan seriamente nuestro día a día. En situaciones así, la instalación de una prótesis se vuelve una de las mejores soluciones para finalizar con este tipo de problemas articulatorios.
El desgaste de los cartílagos de la rodilla puede conllevar una artrosis que en muchos casos requiere de implante para recuperar su movilidad
¿Qué tipos de prótesis existen?
Entre los varios tipos de prótesis de rodilla que existen, utilizados según el tipo de lesión del paciente, los más utilizados son de estas tres modalidades:
Prótesis total de rodilla: Es la más utilizada. Se reemplaza en toda la superficie articular, y dentro de las prótesis totales existen cuatro subtipos: prótesis con retención de cruzado, de rodilla estabilizada, la ultracongruente y la prótesis de plataforma rotatoria. Todas ellas cuentan con estos tres componentes, más la parte patelar, un componente opcional que se instala según el criterio del cirujano.
Bandeja tibial: Es un artilugio de metal que fija la prótesis a la tibia. Puede ser de cobalto o aleaciones de titanio.
Parte femoral: Se fija a la parte distal del fémur. Hace las veces de superficie friccional, y, como la bandeja tibial, se fabrica de cobalto.
Inserto: Situada entre la bandeja tibial y el componente femoral, tiene la misma utilidad de éste último al actuar como superficie friccional. Está hecho de polietileno.
La utilización del componente patelar es opcional, y se instala por criterio médico
Prótesis unicompartimental: Se utiliza en casos en los que solo un lado de la rodilla se ve afectada por alguna lesión concreta. Al estar parte de la articulación en buen estado, la prótesis se instala solamente en zonas donde se presenta algún daño. No obstante, muchos médicos evitan su utilización porque no su instalación no implica que la lesión progrese hasta regiones no dañadas.
Prótesis de revisión: Es el reemplazo de una prótesis existente, bien sea total o parcial. Se utiliza en casos en los que la prótesis está dañada y necesita ser cambiada por otra que permita eliminar el dolor y garantizar la función articulatoria. Para estabilizar la rodilla se utilizan los moldes más constreñidos, así como las rodillas tipo bisagra.
¿Cuál me conviene a mí?
El tipo de prótesis de cadera que conviene a cada paciente dependerá de varios factores entre los que se encuentran:
El tipo de afección que padece el paciente
La extensión del desgaste, si afecta a uno o dos compartimentos de la rodillla.
El estado de los ligamentos
La edad del paciente
La calidad de sus huesos
Las operaciones que se le han llevado a cabo anteriormente
La opinión del cirujano, que puede hacer servir su criterio al decantarse por un tipo concreto de prótesis
¿Cómo se implementa una prótesis de rodilla?
Las prótesis de rodilla se anclan al hueso mediante la bandeja tibial, el componente femoral o la rótula. Hay dos tipos de fijación para hacerlo; la cementada y la no cementada. En el primer caso, el cemento óseo recubre la prótesis que al endurecerse ancla el implante al hueso. Se trata de una sujeción al instante, puesto que nada más el organismo lo tolere, el paciente recuperar la movilidad de la rodilla. En cambio, la fijación no cementada, que se articula mediante elementos porosos similares al hueso, se mezcla con el recubrimiento para ir fijándose poco a poco. Es un método más natural, aunque la capacidad de éxito no está tan garantizado.
En el caso de la fijación cementada, el paciente recupera la movilidad de la rodilla en el instante que el organismo lo tolera
La recuperación, paso a paso
Los pacientes a los que les han implementado una prótesis de rodilla pueden comenzar su recuperación mediante una serie de ejercicios que pueden hacer al poco tiempo de operarse. Estos son algunos de esos ejercicios:
Contraer el cuadriceps: Aprieta el cuadricep para con el mismo gesto de enderezar la rodilla. Cuenta hasta diez y vuelva a soltarlo. Es una ejercicio que se puede hacer en serie de 10 hasta que se considere oportuno.
Extensión de pierna: Repite el gesto de apretar el cuadriceps, pero al hacerlo, mantén tu rodilla extendida y muévelo de abajo hacia arriba hasta que la pierna se canse.
Bombeo del tobillo: Ésta técnica consiste en hacer el mismo movimiento que al extrender la pierna, pero esta vez, en vez del cuadriceps se contraye la parte inferior a la rodilla, esto es, el peroné y la tibia.
Doblar la rodilla: Se trata de doblar la rodilla lo máximo posible deslizándolo con la ayuda de la cama, deslizando tu pie por ella. Mantén el gesto durante unos 10-15 segundos, y vuelve a extenderlo.
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