Las prótesis de cadera son unos dispositivos que reemplazan a una cadera dañada, para así recuperar la funcionalidad de esa articulación
La cadera es una articulación importante para asegurar nuestra autonomía a la hora de movernos. No obstante, su funcionamiento puede verse afectado especialmente por dos enfermedades. La principal es la artrosis, que supone un desgaste del cartílago que repercute en el empeoramiento de la movilidad de la cadera, limitando sus funciones y haciendo mella en el día a día.
Otra de las afecciones de cadera es su fractura, propiciada por la rotura de la parte superior del fémur. En ambos casos, las prótesis de cadera son una de las soluciones más utilizadas para reparar la zona afectada. Se trata de un dispositivo artificial que reemplaza a nuestra cadera natural cuando ésta presenta daños, que bien pueden ser parciales o totales.
La prótesis es un dispositivo artificial que reemplaza a nuestra cadera natural cuando ésta presenta daños
¿Qué tipos de prótesis existen?
Actualmente existen varios tipos de prótesis de cadera, que se utilizan según el tipo y el grado de lesión que presenta cada paciente. No obstante, en la mayoría de los casos las operaciones para implantar una prótesis responden a estas cuatro modalidades:
Prótesis total de cadera: Se trata de un vástago que une la prótesis al fémur. Un cotilo lo ata a la pelvis, y la cabeza femoral y el inserto acetabular se articulan entre sí. Son las más utilizadas en casos de artrosis, puesto que corrigen el desgaste del cartílago que recubre la superficie de la cabeza femoral y el acetábulo.
Prótesis parcial de cadera: El mecanismo de la prótesis es, en parte, parecida al reemplazo total. En este caso también la prótesis también se fija al fémur por medio de un vástago. La diferencia radica en que la cabeza femoral se une directamente a la pelvis, por el hecho de que en las fracturas el acetábulo puede no estar dañado.
Prótesis de revisión: Es el reemplazo de una prótesis existente, bien sea total o parcial. Se utiliza en casos en los que la prótesis está dañada y necesita ser cambiada por otra que permita eliminar el dolor y garantizar la función articulatoria.
Prótesis de resuperficialización: Es una capuza metálica que cubre la cabeza femoral, y que articulándose con un cotilo metálico permite que la cadera se haga su función. Fueron diseñadas para los pacientes más jóvenes que requerirían varias revisiones protésicas durante su vida, pero algunas dudas acerca de su durabilidad las han relegado a un segundo plano.
¿Cuál me conviene a mí?
El tipo de prótesis de cadera que conviene a cada paciente dependerá de varios factores entre los que se encuentran:
El tipo de afección que padece
La diferencia entre el desgaste articular y la fractura
La edad del paciente
La calidad de sus huesos
Las operaciones que se le han llevado a cabo anteriormente
La opinión del cirujano, que puede hacer servir su criterio al decantarse por un tipo concreto de prótesis
El tipo de afección que presenta la cadera, así como la edad y la calidad ósea del paciente son factores que influyen en la elección de la prótesis
¿Cómo se implementa una prótesis de cadera?
La prótesis se implementa de una cirugía que dura alrededor de una hora y media y que precisa de anestesia raquídea. Se hace una incisión en la parte alta del muslo por la cuál se sustituye la parte dañada de la cadera por la prótesis. Tras insertar el recambio, se cierra la incisión y se mantiene un drenaje durante un par de días.
En algunos casos, la cirugía requiere de una tranfusión de sangre nada más terminar la operación, pues el paciente puede sufrir una importante pérdida de sangre. Este extremo va disminuyéndose con la aparición de nuevas técnicas. Además, en el post-operatorio se distribuyen análgesicos al paciente con el objetivo de disminuir el dolor.
La recuperación, paso a paso
Los pacientes a los que les han implementado una prótesis de cadera tardan, aproximadamente, un día en volver a ponerse de pie y caminar con la ayuda de un andador. Mientras permanezca en ingreso hospitalario, que suele alargarse hasta los cuatro o cinco días, el paciente practicará diversos ejercicios para comenzar con su rehabilitación:
Contracciones del cuádriceps. Tumbado en la cama y boca arriba, coloca una pequeña almohada bajo las rodillas y presiona hacia abajo contrayendo el músculo.
Fortalecimiento de glúteos. Tumbado boca arriba con las rodillas flexionadas inhala mientras elevas la pelvis y contraes el glúteo. Baja lentamente mientras exhalas.
Aductores de cadera. En la cama boca arriba con las caderas flexionadas aprieta con las rodillas una pelota pequeña 3 segundos.
Flexión de cadera y rodilla. También en la cama boca arriba, dobla la rodilla mientras intentas llevar el talón hacia los glúteos deslizándolos sobre la cama.
Tras la estancia hospitalaria el paciente comenzará un proceso de rehabilitación con el objetivo de volver a recuperar todas las funciones de su cadera. Estos pueden incluir ejercicios como subir escaleras, hacer sentadillas o practicar ejercicios de equilibrio dependiendo de varios factores como la edad o la fortaleza de cada paciente.
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